El pasado día 31 de octubre, en la Sala Centro, tuvo lugar la presentación de la Asociación de Profesionales de la Gestión Cultural de Canarias en Santa Cruz de La Palma.
El acto fue presentado por Ana Martín, gestora cultural de Santa Cruz de La Palma, e intervino Tony R. Murphy, presidente de la Asociación.
Además de para presentar los fines asociativos de nuestra organización profesional, el encuentro sirvió para establecer un primer intercambio con un nutrido y destacado grupo de representantes de la vida política, económica, social y cultural de la isla.
Esta es la intervención de Ana Martín con la que abrió el acto y que amablemente nos ha cedido para compartirla.
Si nos preguntaran por la definición de cultura, la imagen mental que se nos dibujaría a cada uno de nosotros sería diferente. Diferente, pero a la vez correcta, porque esa definición de cultura vendría motivada por la subjetividad. Porque cultura es música, es pintura, es escultura, es teatro, es comic, pero también son ritos, tradiciones, costumbres…que caracterizan a un pueblo. Son relaciones sociales, intercambios de saberes.
La cultura produce experiencias, profundas, creativas, llenas de recursos simbólicos que abren un campo para la experimentación, la curiosidad, la imaginación. La cultura no sólo mantiene y conserva, sino es un medio para abrir procesos sociales de renovación y transformación.
¿Y cómo se administra todo esto? A través de la gestión cultural y la figura del gestor cultural.
Lluís Bonet, en su artículo «El perfil del gestor cultural en el siglo XXI», apunta los elementos que deberían caracterizar un gestor cultural y que permiten su definición:
Mediador entre la creación, la participación y el consumo cultural.
Profesional capaz de ayudar a desarrollar el trabajo artístico e insertarlo en una estrategia social, territorial o de mercado.
Profesión que hace viable (económicamente, socialmente, artísticamente, políticamente) un producto cultural.
A esto se puede añadir que el gestor cultural es un profesional que debe ser capaz de tener una mirada reflexiva pero respetuosa, cualificado, formado para realizar correctamente su trabajo, minimizando eventualidades, que se documenta y evalúa lo que hace, no se dedica a hacer por hacer sin ningún criterio y sin objetivos y destinatarios definidos.
Un profesional que desde una asociación, una empresa privada o desde el sector público, pone de relieve la importancia del capital humano en el desarrollo de políticas culturales.
La profesión de gestor cultural, que nació en los años 80, en la actualidadse enfrenta en su día a día a muchos retos y que son objeto de reflexión:
Dignificación, profesionalización y puesta en valor del gestor cultural. Reconocimiento social de su labor.
Demostrar sus características específicas y dotarse de recursos propios.
Conocimiento del público destinatario de los proyectos.
Eficacia y eficiencia en la gestión. Importancia de la planificación y la evaluación.
¿optar por calidad o por cantidad?
¿corto plazo y resultados impactantes o medio y largo plazo y resultados duraderos?
Saber desenvolverse en esta situación de cambio.
Papel del sector público en la llamada democratización de la cultura y en la garantía del acceso a la cultura conjugado con el papel del sector privado.
Relación cultura con otros sectores: economía, educación, turismo,etc.
Queremos agradecer a las compañeras/os de La Palma el recibimiento y el trato recibido
El acto fue presentado por Ana Martín, gestora cultural de Santa Cruz de La Palma, e intervino Tony R. Murphy, presidente de la Asociación.
Además de para presentar los fines asociativos de nuestra organización profesional, el encuentro sirvió para establecer un primer intercambio con un nutrido y destacado grupo de representantes de la vida política, económica, social y cultural de la isla.
Esta es la intervención de Ana Martín con la que abrió el acto y que amablemente nos ha cedido para compartirla.
Si nos preguntaran por la definición de cultura, la imagen mental que se nos dibujaría a cada uno de nosotros sería diferente. Diferente, pero a la vez correcta, porque esa definición de cultura vendría motivada por la subjetividad. Porque cultura es música, es pintura, es escultura, es teatro, es comic, pero también son ritos, tradiciones, costumbres…que caracterizan a un pueblo. Son relaciones sociales, intercambios de saberes.
La cultura produce experiencias, profundas, creativas, llenas de recursos simbólicos que abren un campo para la experimentación, la curiosidad, la imaginación. La cultura no sólo mantiene y conserva, sino es un medio para abrir procesos sociales de renovación y transformación.
¿Y cómo se administra todo esto? A través de la gestión cultural y la figura del gestor cultural.
Lluís Bonet, en su artículo «El perfil del gestor cultural en el siglo XXI», apunta los elementos que deberían caracterizar un gestor cultural y que permiten su definición:
Mediador entre la creación, la participación y el consumo cultural.
Profesional capaz de ayudar a desarrollar el trabajo artístico e insertarlo en una estrategia social, territorial o de mercado.
Profesión que hace viable (económicamente, socialmente, artísticamente, políticamente) un producto cultural.
A esto se puede añadir que el gestor cultural es un profesional que debe ser capaz de tener una mirada reflexiva pero respetuosa, cualificado, formado para realizar correctamente su trabajo, minimizando eventualidades, que se documenta y evalúa lo que hace, no se dedica a hacer por hacer sin ningún criterio y sin objetivos y destinatarios definidos.
Un profesional que desde una asociación, una empresa privada o desde el sector público, pone de relieve la importancia del capital humano en el desarrollo de políticas culturales.
La profesión de gestor cultural, que nació en los años 80, en la actualidadse enfrenta en su día a día a muchos retos y que son objeto de reflexión:
Dignificación, profesionalización y puesta en valor del gestor cultural. Reconocimiento social de su labor.
Demostrar sus características específicas y dotarse de recursos propios.
Conocimiento del público destinatario de los proyectos.
Eficacia y eficiencia en la gestión. Importancia de la planificación y la evaluación.
¿optar por calidad o por cantidad?
¿corto plazo y resultados impactantes o medio y largo plazo y resultados duraderos?
Saber desenvolverse en esta situación de cambio.
Papel del sector público en la llamada democratización de la cultura y en la garantía del acceso a la cultura conjugado con el papel del sector privado.
Relación cultura con otros sectores: economía, educación, turismo,etc.
Queremos agradecer a las compañeras/os de La Palma el recibimiento y el trato recibido
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